Jornada 10

Como comenté en la jornada anterior, se podían sacar varias lecciones de la sesión que expuse en la Jornada 8.

La siguiente que quiero comentar, y me parece muy importante, es qué pasó con la primera vida que apareció.

Al principio me quedé muy removida, como era de esperar. Nadie se imagina que todas estas vivencias se puedan ver y sentir con tanta intensidad. Lloré lo que no había llorado en décadas. Reconozco que me impactaron mucho. Y, como ya comenté, en muchas otras ocasiones posteriores, mi Alma me acabó llevando hasta aquellos momentos cada vez que intentaba «limpiar» un miedo.

Mirando aquella vida en perspectiva (La Triste Viudita), y con mi conciencia de hoy, pienso que podría haber tomado otras decisiones. Por ejemplo, en el momento en que tuve conciencia de que mi esposo no volvería, podría haberme vuelto a mi pueblo natal. Solo estaba a un par de días de camino en carreta. O podría haberme vuelto a casar, pues solo tenía unos 25 ó 26 años, pero no lo hice. Preferí hundirme en la pena. Era mi manera de estar «conectada» al hombre que amaba. Y durante casi 40 años sufrí todos los días de mi vida. No me permití ni un solo día de alegría. No me lo merecía si él no estaba a mi lado.

Es muy triste visto así. Pero en aquella vida estaba en ese nivel de conciencia.

Yo ahora lo explico de esta otra manera, que me parece que se entiende mucho mejor:

LA TEORÍA DEL VIDEOJUEGO

Esta existencia viene a ser como un VIDEOJUEGO, que consta de una serie de niveles. Digamos que hay 100 niveles. Para pasar de un nivel a otro tenemos que pasar una serie de pruebas y haber tomado una serie de conciencias. Para cada nivel podemos emplear las vidas que sean necesarias (5, 20, 70…). Las que necesitemos. No hay límite.

Pero en este mismo planeta convivimos seres que acaban de llegar al juego, y seres que ya están en un nivel muy alto. ¿Se va entendiendo?

Hay seres que aún están probando cómo quieren su avatar o qué armas y dones tienen de salida (personas muy identificadas con su físico o su poder), y seres que nos cuestionamos ya otro tipo de cosas, y pasamos un poco de físicos y armas.

Cada ser se relaciona principalmente con los otros seres de su mismo nivel, aunque siempre hay excepciones. Pero si lo pensamos bien, cuando en la vida real nos meten en «otros niveles», sentimos que «estamos fuera de lugar».

Cuando por fin entendemos una lección y subimos de nivel, los seres del nivel anterior desaparecen de nuestro entorno, y aparecen los del siguiente.

Cuando llegamos a cierto nivel es cuando empezamos a hacernos preguntas más espirituales o trascendentales. Pongamos que a partir del nivel 30. Hasta entonces solo nos hemos dedicado a controlar nuestro avatar y «crearnos un nombre» en el juego.

Todas esas personas enfocadas en el físico y el poder (status social, dinero, posesiones, influencias, ambición, etc.) están del nivel 30 para abajo. Pero TODOS hemos pasado por ahí. No los juzgues tan rápidamente. No es ni bueno ni malo. Es necesario.

Como en cualquier juego, existen unas reglas que hay que cumplir (las conozcas o no), y también tienes la opción de «pedir ayuda«. En esos casos se empareja a un ser más evolucionado con otro que está empezando. La idea es que el Alma más «joven» tenga a mano un tutor para tomar ejemplo. Y aquí viene cuando en una familia de seres «menos evolucionados» nace un ser muy espiritual que se acabará sintiendo como la oveja negra, sin saber que su misión es puramente de tutelaje, si no muere en el intento.

A partir del nivel 30, y hasta el 55 (p.e.) llegan LAS EMOCIONES. Todas. La culpa, el miedo, el fracaso, el éxito, el abandono, la venganza, la fortuna, los celos, el dolor, la abundancia… Hay que experimentarlas todas. Unas veces nos toca hacer de víctimas, y otras de verdugos. Pero no pasa nada. Todo es un «juego». Y todos tenemos que pasar por todos los roles. Buenos y malos.

Del nivel 55 al 70 nos toca «limpiar» las huellas que nos han dejado todas las malas experiencias pasadas. Todos los miedos o traumas tienen que quedar aceptados, entendidos e integrados. A partir de ahora, formarán parte de nuestra experiencia vital. También nos toca ir eliminando todos los amarres y ataduras que hemos ido creando con otras Almas. Así se explica que mucha gente «espiritualmente evolucionada» le dé tanta impotancia a su espacio y su soledad.

Para los que tengan curiosidad, la empatía no viene de serie; sino que se adquiere según se va subiendo de nivel. Diría que del 20 para abajo es difícil encontrar a algún empático.

Y aquí quería llegar.

Si hoy soy quien soy; y pienso y siento como lo hago; es porque ya he pasado por todas esas experiencias. Si hoy me hago ciertas preguntas y puedo ayudar a mis semejantes, es porque ya he pasado por todos esos niveles. Todo eso ha sido necesario para despertar en mí otras inquietudes y pasar a los niveles de servicio.

Buda ya se había pasado todos los niveles, estaría sobre el 98-99, y era sabio por eso mismo. Cuando la gente acude a un «sabio» es porque ese Ser entiende de muchas cosas, aunque a nosotros pueda parecernos que están locos o hablan en otro idioma. Están ya por encima del nivel 70, saben canalizar la energía del Universo para ayudar a los demás, y conocen casi todas las respuestas.

Y yo no tengo ningún derecho a juzgar a los seres que están por debajo de mi nivel (ni siquiera a mí misma), porque en aquella vida y en aquel nivel, era lo que me tocaba. Sería como si un estudiante de segundo de carrera juzgara a un niño que está en tercero de primaria. No tiene nungún sentido. Y además, su experiencia cuando estuvo en primaria, puede no tener nada que ver con la del niño actual.

Nada es casualidad. Todo está ya previsto en este Gran Juego. Incluso cargarnos el tablero. Y os aseguro que es una auténtica Fortuna estar aquí. No todos los seres tienen la suerte de aprender en esta maravillosa «Universidad de la Vida». Y tampoco es fácil entrar, pues el standard que se exige es muy alto. Así que si estás aquí, enhorabuena. Disfruta de esta Rueda del Samsara hasta que agotes todos los niveles.

Ya eres un Ser Superior, experimentando el Gran Juego de la Vida. Saca lo mejor de ti. No juzgues. Todos hemos pasado por ahí. Y si hoy estás leyendo esto, es porque estás en un nivel 35 o superior. ¡Felicidades!

Gracias y saludos,

Natividad Castejón

Publicado por Natividad Castejón

Nací en Barcelona en 1966, y con 26 años me mudé a Málaga. Aunque la mayor parte de mi vida profesional se ha desarrollado dentro del ámbito bancario, a los 37 años descubrí el mundo de la hipnosis que tanto me había fascinado desde pequeña. Así que en un momento determinado de mi vida, decidí dar el salto. Desde entonces he podido atender y ayudar a cientos de pacientes. También he escrito varios artículos que publico en un periódico digital local, fruto de mis experiencias con las sesiones, o bien de mi propio crecimiento personal. A través de esta página me gustaría llegar a más personas, y mandarles desde aquí un mensaje de esperanza, ya que las soluciones a esos problemas que ahora nos agobian, existen; y en la inmensa mayoría de las ocasiones se trata únicamente de TOMAR DECISIONES, por muy duras que parezcan en un principio. Gracias por estar ahí.

Deja un comentario