Jornada 1 ¿Por dónde empiezo?

Supongo que lo primero debería ser cómo llegué hasta aquí.

A fecha de hoy tengo 56 años, y desde que tengo uso de razón he creído siempre en la reencarnación. Cuando tenía 6 ó 7 años ponían un programa en televisión que se llamaba «La Clave», supongo que la gente de mi edad puede recordarlo. Era un programa de debate que a mi padre le encantaba, aunque en aquella época era todo en blanco y negro, y a mí me aburría bastante.

Sin embargo, una noche hablaban del tema de la reencarnación, y me descubrí pensando que no tenían ni idea. Como siempre, había dos bandos, uno a favor y otro en contra, y la discusión había llegado a un punto en que todos gritaban y aquello parecía una jaula de grillos.

Yo le pregunté a mi padre por el motivo de la discusión y me explicó que había un grupo diciendo que el alma era inmortal y que vivía eternamente cambiando de cuerpo una y otra vez, y otro que aseguraba que solo se vive una vez. Y recuerdo haber pensado: «Menuda tontería discutir por eso… Pues claro que el alma es inmortal, y vivimos muchas veces», pero nunca lo dije en voz alta.

Poco tiempo después, como un año o así, pusieron una película titulada «Titanic», también en blanco y negro, pero curiosamente yo la veía en color. Me resultó fascinante ver los témpanos de hielo de un color verde fosforito, cuando en la pantalla se veían blancos. Y aquella angustia, aquella banda de música, y aquel frío, me resultaban totalmente familiares. Evidentemente, llegué a la conclusión de que yo había muerto en el Titanic en una vida anterior.

De hecho, recordaba muchas cosas que no habían salido en la película, como por ejemplo que mucha gente (yo entre ellos), con los chalecos salvavidas puestos, nos echamos al agua poco a poco para ir nadando hacia la zona donde habíamos visto que desaparecían los botes. Cada vez que se lanzaba una bengala, se iluminaba el mar y se veían perfectamente los botes que ya se habían evacuado, con las caras de sus ocupantes totalmente desencajadas por el dolor y la incredulidad. Muchos estaban en shock.

Como decía, yo (hombre, de unos 40 años, gordito) me eché al agua y nadé lo que pude, intentando alejarme cuanto antes del barco, pues era consciente de que cuando finalmente se hundiera, se llevaría hacia abajo todo lo que hubiera alrededor. Aún no se había partido en dos y todas las luces seguían encendidas. Aún se escuchaba la música del quinteto o sexteto. Y yo recordaba con absoluta claridad el pánico que me paralizaba observando las luces encendidas de la mitad del barco hundido bajo mis pies. Era realmente terrorífico. Sabía que debía nadar, pero el pánico y el frío me lo impedían.

Ver aquellas hileras de luces bajo mis pies, que se extendían hacia lo profundo del océano… era una sensación indescriptible. Supongo que morí de hipotermia, como casi todos, escuchando los gritos y los crujidos del barco, en medio de toda esta escena de terror.

Y yo, con 7 u 8 años flipaba viendo la película, aunque mi madre me decía que no era para mí, y yo le respondía: «No, tranquila… Si yo esto ya lo he visto».

Bueno, como presentación, yo creo que ya está bien. Espero que os haya gustado. Muchos besitos a todos los que hayáis llegado hasta aquí, y hasta pronto.

Natividad Castejón

Publicado por Natividad Castejón

Nací en Barcelona en 1966, y con 26 años me mudé a Málaga. Aunque la mayor parte de mi vida profesional se ha desarrollado dentro del ámbito bancario, a los 37 años descubrí el mundo de la hipnosis que tanto me había fascinado desde pequeña. Así que en un momento determinado de mi vida, decidí dar el salto. Desde entonces he podido atender y ayudar a cientos de pacientes. También he escrito varios artículos que publico en un periódico digital local, fruto de mis experiencias con las sesiones, o bien de mi propio crecimiento personal. A través de esta página me gustaría llegar a más personas, y mandarles desde aquí un mensaje de esperanza, ya que las soluciones a esos problemas que ahora nos agobian, existen; y en la inmensa mayoría de las ocasiones se trata únicamente de TOMAR DECISIONES, por muy duras que parezcan en un principio. Gracias por estar ahí.

Deja un comentario